El desarrollo e implementación del programa Impulsa Tu Empresa, propone mirar a la competitividad como un área de gestión e impacto al crecimiento sostenible de la PYME. Más allá de identificar factores claves para convertirlos en ventajas competitivas, ITE, impulsa a los empresarios a crear capacidad competitiva, iniciando con un ejercicio de honestidad que invita a evaluar y reflexionar en torno a su marca, y si ésta es considerada como una opción real para su mercado objetivo. Durante este circuito, se invita al empresario a considerar esta capacidad como un conjunto de aptitudes y actitudes empresariales (emulando un CV) que favorecen el posicionamiento de marca desde la diferenciación, deseabilidad y, vanguardia.
Considerando que las unidades de negocio atendidas en el programa de aceleramiento, poseen un contexto empresarial con características similares, se exponen a continuación tres lecciones aprendidas como un marco para la reflexión empresarial de la región:
1. El desarrollo sostenible de un ecosistema empresarial requiere el accionar estratégico de las ventajas competitivas como un motor impulse la participación en el mercado.
Un modelo de gestión que empatiza con el mercado va a un paso delante de sus competidores, no porque signifique que los desplaza con mayor facilidad, sino porque desde el conocimiento real de las necesidades de su mercado, construye capacidad competitiva. Es decir, la empresa reconoce los factores apreciados por su mercado objetivo y los traduce a un flujo operativo por el que transita su demanda, sumergiéndolos en una experiencia altamente valorada, diferenciada y un motor que impulsa el posicionamiento de su marca como una opción real en la mente de los consumidores.
2. Los empresarios necesitan identificar los factores que hacen que su empresa gane participación en el mercado para que dejen de lado, el mal hábito de captar clientes a través del otorgamiento de un descuento. Eso no los hace competitivos.
El mecanismo del descuento para lograr atraer y convertirlos en clientes captados genera en el mercado, escenarios poco favorables, sí, la intención es ganar participación en forma creciente y sostenible. Dar descuentos una y otra vez, solo permite sobrevivir a mercados poco leales, que se defenderán bajando aún más su precio, con tal de quedarse con el cliente.
La situación anteriormente descrita, coloca a la oferta comercial en una posición muy baja, sobre la cual el mercado no hace una evaluación de la relación costo-valor, por lo que se genera una mala percepción acerca de los productos y/o servicios que ofertamos. Sin duda, cuando una empresa tiene como objetivo generar ingresos a través de la venta por volumen, podría considerarse un precio bajo, una buena acción, no obstante, mal enfocada resultaría poco estratégica y agotadora. Definitivamente, vender por precio, no hace a una empresa ser competitiva, esta capacidad se logra a través del reconocimiento de ventajas que nos diferencien y creen una ola expansiva en los mercados.
3. Integrar esfuerzos para ser responsables con el entorno empresarial desde un enfoque triple impacto: económico, social y ambiental, inyecta capacidad competitiva y da un valor diferenciador a su marca.
El mercado aprecia modelos de negocio y de gestión que inspiren a desarrollar una visión integral, esto es, generar un crecimiento económico con enfoque en el desarrollo social y buenas prácticas ambientales. La reputación e imagen de una marca se ve beneficiada al integrar esfuerzos con triple impacto, por lo cual la coloca en un mejor ranking dentro del sector en el cual compite, además que mejora el conjunto de percepciones que expresa la demanda sobre la propuesta de valor; creando vínculos que favorecen el desarrollo de relaciones a largo plazo y por ende, haciendo sostenible su capacidad competitiva.