Las dificultades más inminentes y complejas dentro de nuestra actualidad en Latinoamérica requieren que las abordemos desde un marco de organización y ejecución flexible, innovador, integral y sistémico. La colaboración continua entre sectores es fundamental, porque solo en colectivo obtendremos la riqueza y variedad fundamental para descifrar las interconexiones existentes y visualizar nuevas soluciones que de otro modo no serían factibles.
“Cuanto más estudiamos los principales problemas de nuestro tiempo, más nos damos cuenta de que no se pueden entender de forma aislada. Son problemas sistémicos, lo que significa que están interconectados y son interdependientes.”
Fritjof Capra, La Red de la Vida
El mundo se encuentra atravesando un proceso de revisión y cuestionamiento de los paradigmas científicos que han estado vigentes desde la modernidad que implican el reduccionismo, la linealidad y segmentación y que se quedaron muy cortos para poder explicar, detener y revertir los grandes daños que la humanidad ha generado sobre sí misma y sobre el ambiente. La nueva visión impone concederle la importancia que se merece a la interconexión entre las personas pero también, con los ciclos de la naturaleza.
La globalización, la información y las tecnologías de la comunicación junto con la velocidad del cambio, hacen que sea más fácil que nunca ver el impacto directo e indirecto de nuestras acciones en los demás. Pero, también podemos ver cómo, a veces en tiempo real, cómo las malas decisiones a nivel ambiental, afectan invariablemente puntos de la geografía equidistantes. Por eso, dado que las problemáticas son globales, cíclicas y complejas, las soluciones a éstas, no pueden ser menos que eso. En este contexto, el pensamiento sistémico nos otorga un marco reflexivo que nos ayuda a interpretar cómo funciona un sistema y cómo se relaciona con otros sistemas. Los autores que han trabajado desde esta perspectiva, plantean que las nuevas ideas impulsadas por la innovación social deberán intervenir en distintas escalas y de manera coordinada, avanzando hacia un cambio en las relaciones de poder, colocando lo académico e intersectorial al servicio de las políticas públicas e iniciativas privadas que permitiesen los cambios necesarios para alcanzar cambios estructurales que repercutan positivamente tanto en lo social como con la interconexión de ésta con la naturaleza.
<< Regresar al Menú de Lecciones Aprendidas
Caso Ayni: Comunidad de Innovadores Locales, América Latina
Para ilustrar el cambio hacia este tipo de innovación social transformativa, podemos tomar al programa “Ayni, Comunidad de Innovadores Locales” el cual, tiene como objetivo de impulsar el trabajo conjunto y coordinado entre una dupla con experticias y capacidades complementarias: el emprendedor con gran experticia de años de trabajo en la problemática, cercanía a la población impactada y con una profunda visión estratégica de las acciones y los impactos; el funcionario local, quien tiene el poder de convocar a múltiples actores intersectoriales, con la habilidad de lograr escalar los modelos que funcionan y darle legitimidad y credibilidad a cualquier iniciativa.
Con el esfuerzo conjunto entre ambos, funcionario local y emprendedor social, logran movilizar múltiples actores y facilitar procesos de acciones colectivas por medio de la construcción de un entendimiento común de la problemática como la base fundamental para la co-creación posterior de nuevas soluciones colectivas.
Esta fue una iniciativa fundada en 2021 por la Red de Innovación Local (RIL) con el apoyo de la alianza PES Latam y en colaboración con Ashoka, el CoLab de Innovación Social – UC (CoLab) de Chile y Vía Educación de México para impulsar una comunidad de líderes de cambio que lideran acciones innovadoras basadas en el aprendizaje colectivo y continuo, acompañado de buenas prácticas que ejerzan un trabajo interconectado y con pensamiento sistémico.
El programa de formación y acompañamiento de Ayni retoma la importancia de experimentar a nivel local, organizando a los distintos actores que conforman el sistema en un proceso de colaboraciones en torno a objetivos comunes en donde todos tienen un papel que desempeñar. El acompañamiento los ayuda a comprender que el entendimiento común y complejo de la problemática es más importante que diseñar una solución, es por ello que deben involucrar y comprometer a muchas personas de distintos sectores, la participación en estos espacios es vital para que las iniciativas que surjan no solo respondan a la complejidad sino que además, sean sostenibles.
El viaje de esta dupla se inicia con una formación de cinco (5) meses en los que trazan una hoja de ruta de cambio sistémico usando la metodología de diseño centrado en las personas e incorporando herramientas de cambio sistémico y procesos colaborativos. El recorrido se divide en dos, primero, entender la problemática y puntos de intervención estratégicos, que lleva a los equipos a pensar sobre el cambio sistémico deseado a 5-10 años y una teoría de cambio a nivel de sistema (con objetivos e hitos); y, en segundo lugar, el diseño de soluciones e innovaciones para alcanzar esos objetivos conformando la hoja de ruta de cambio sistémico colectivo con acciones definidas a corto, mediano, y largo plazo.
La teoría de cambio sistémico permite, a los diversos actores de la comunidad, ver y entender el papel único que cada uno puede jugar, creando un espacio para la colaboración, alejada de la competencia; por lo tanto, la hoja de ruta de cambio sistémico colectivo se traduce en un conjunto de acciones a múltiples niveles que se lideran de varios ámbitos (el sector público, privado, etc.) y que reflejan las competencias o esferas de influencia y actuación de cada sector en esa problemática en específico.
En el 2021, el programa Ayni acompañó a más de ciento cincuenta (150) personas durante la aplicación al programa de seis meses, lo que implicó una adhesión de ochenta (80) equipos multiactor en 70 ciudades de toda Latinoamérica. Estos equipos, lograron definir un problema común, crearon redes de cambio, desarrollaron la hoja de ruta con acciones colectivas y testearon sus iniciativas transformadoras. El proceso estuvo siendo guiado por facilitadores y expertos. El evento de cierre contó con una exposición de las iniciativas presentadas ante la comunidad, especialistas en las temáticas y potenciales inversores para los proyectos.
Entre las iniciativas que se construyeron de forma colaborativa con actores claves identificados en el sistema, fue la experiencia de Caminnos y una comunidad indigena de Torotoro, Bolivia, una comunidad rural limitada por la falta de canales comerciales para productos artesanales y la ausencia de atractivos turísticos en espacios digitales. La solución creada de forma conjunta con el funcionario local y, teniendo a la comunidad como protagonista, fue desarrollar a través de emprendimientos locales el turismo comunitario con un enfoque consciente y sostenible, trabajando en coordinación con actores de la cadena turística para la digitalización de servicios y productos de las comunidades rurales. Siendo la comunidad los principales receptores de ingresos económicos para generar recursos que les permitan diversificar su economía. En Colombia, la organización SoyDoy y el gobierno de las comunidades Arhuacas se unieron para combatir las cifras de inseguridad alimentaria que prevalecen en sus comunidades, a pesar de tener un territorio con potencial agrícola. La iniciativa de esta dupla consistió en la creación de espacios de construcción de confianza, sanación y fortalecimiento del tejido social (Isuyas), donde la mujer es la protagonista del desarrollo por medio de conversaciones en las cocinas de los hogares, que ayudarán a tejer relaciones de confianza entre las mujeres, aumentando sus redes de apoyo, en donde se les brindará educación para sembrar alimentos y preparar recetas diversas y más nutritivas, que sean culturalmente aceptadas. Además, se creará un semillero para la sostenibilidad alimentaria
Otras experiencias
Fideicomiso RAMCC frente al Cambio Climático, Argentina
RAMCC (Red Argentina de Municipios frente al Cambio Climático) es una coalición de más de 250 municipios y comunas de Argentina que coordina e impulsa planes estratégicos para hacer frente al cambio climático. A finales de 2018 RAMCC constituyó un Fideicomiso confirmado por un grupo de gobiernos locales (actualmente 25 municipios) que tiene como fin gestionar, apoyar y ejecutar proyectos vinculados a la adaptación y mitigación del cambio climático. El Fideicomiso fomenta la economía de escala y el trabajo en red a partir de la movilización de recursos locales, nacionales e internacionales. El Fideicomiso está sostenido por aportes anuales de los fiduciantes (municipios), dejando abierta la posibilidad de recibir aportes de terceros.
En 2021 el Fideicomiso realizó su primer proyecto con el apoyo de la alianza PES Latam 16 de los 25 municipios miembros movilizaron un total de ARS$75.713.985 recursos en la compra de 3333 luminarias LED, a través de licitaciones públicas a nivel nacional. Esta experiencia generó grandes ahorros para los municipios, tanto energéticos como económicos y motiva a continuar con la labor en el 2022. A principios de 2022 se estableció como meta duplicar los recursos y se acordó adquirir a través de licitaciones públicas las siguientes tecnologías: luminarias LED, paneles solares, termotanques solares y vehículos eléctricos.
Fondo de Desarrollo Rural, Chile
En 2020 la empresa social Balloon Latam, una organización que impulsa el desarrollo del sector rural, crió el Fondo de Desarrollo Rural para facilitar el acceso a crédito para emprendedores rurales. El Fondo se estableció a través de una colaboración con la Fundación Avina, una organización que genera y apoya procesos colaborativos, y la Fundación Dinero y Conciencia, una organización que lidera el desarrollo de la Banca Ética. El Fondo apalanca las fortalezas complementares de las tres organizaciones y busca desarrollar un nuevo modelo financiero para el emprendimiento rural que cambie las variables crediticias, que muestre la importancia del capital social e inteligencia territorial y evaluación de comportamientos de pago y que reconozca las dinámicas rurales. Los criterios de selección están basados en dimensiones de impacto que miden variables cualitativas y territoriales acordes a la realidad local. Hasta ahora el Fondo movilizó más de CLP200.000.000 en capital y se otorgaron préstamos a más de 70 emprendedores rurales.
Conclusión y cierre
Con estos ejemplos queremos poner sobre la mesa una reflexión sobre la necesidad del diálogo para acelerar la innovación social transformadora a partir de la reexpresión de las formas en que nos conectamos, teniendo en cuenta las características de la región para contribuir a la construcción de futuros más sostenibles. En ese sentido, considerando los principios de una nueva ola de innovación social desde América Latina, es necesario interiorizar las conexiones de la región con el mundo para el surgimiento de prácticas regenerativas, pero también para romper con las viejas matrices coloniales.
Por Vanessa Vargas